Jornada de reflexión

Al meterme el sábado en el autobús lo primero que escuché fue la voz cascada del peculiar ocupante de un asiento trasero diciendo: "como aquí está prohibido fumar, pues me hago una raya". Vamos, que no hacía falta ser muy sagaz para deducir que estaba ante el peor de los signos de cara al saturday night. Y así fue: con un renacido Camblor intratable, a ver quién lo para, porque soplamos entre los adolescentes unos cacharros en la Tinto por la cara, cantamos y bailamos más que ellos y después, pagando, ingerimos todo lo habido y por haber, con ronda de tequila limón&sal incluido.

En este punto llega el domingo con el estúpido y eterno arrepentimiento, que no va a servir de nada, pues para algo se cumplen los años. Si fuéramos gente de bien, como el señor de la foto...