viernes, 20 de julio de 2007

Síndrome de Estocolmo

Estoy buscando calles que me recuerden a ciudades en las que nunca me haya equivocado. Donde el desconocimiento de un idioma extravagante sea la única razón por la que no entiendo a nadie. Hasta que llego a algún lugar donde las grúas dicen que hay que cambiar. Parecen exigir que pongamos buena cara. Entraré en un locutorio. Te dejaré un mensaje de casi esperanza. Conferencia a corta distancia. Aquí estoy raptado por el presente imperativamente ausente. Hasta que llego a algún lugar donde las grúas dicen que hay que cambiar y que el pasado no ha servido para nada.

Nueva Vulcano, Principal Primera

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